(traducción del francés “Le Magicien”)
Si Abd-es-Sélèm vivía en una decrépita casa de piedra, groseramente encalada, sobre cuyo techo descansaba el tronco curvo de una vieja higuera de hojas grandes y gruesas.
Un par de las habitaciones del refugio estaban en ruinas. Las dos restantes, ligeramente más altas, guardaban la orgullosa pobreza y las extrañas meditaciones de Si Abd-es-Sélèm, el Marroquí. Continue reading