Cuentos en cuartos de hotel

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A primera vista piensas en escribir una serie de cuentos en cuartos de hotel. La foto es lo suficientemente atractiva para convencerte de que vale la pena intentarlo, por varias razones: la primera es que se trata de estancias ajenas en que aceptas acomodar tu vida solo por un tiempo. Lo que harías con pocas cosas, a excepción de una mujer o un auto de alquiler.

Otra razón es que usualmente no son nuevos, por lo que semiocultos entre esas paredes -con seguridad sobreviven registros imprevisibles- coexisten un sinnúmero de sucesos fugaces de toda clase. El irrepetible perfume es una mezcla procaz de todos ellos.

Por fin, cuando devuelvas la misma llave con la que en vano procuraste un rato de intimidad y salgas de allí definitivamente sucederá lo mismo con vos.

Cualquiera sea la duración de la historia apenas alcanzará para un cuento breve, con suerte.

“Spleen de Madrid”, Francisco Umbral

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De aquel Madrid (el de Tierno claro, eso si que era ternura) nunca olvidé tres cosas, la tercera: mi café con churros y Ducados en Mayor 11, leyendo a Umbral en El País -“tú sí que eras moderno”, tanto que me sale un tono Cheli de solo acordarme-. Asi es que me puse a buscar lo que hubiera en internet de aquel Spleen tan bien escrito (en lo que a mi toca tan bien vivido) y, para regusto del que lo merezca, están todas sus columnas en la Hemeroteca del periódico -ya ves porque ganó mi simpatía para siempre-, así es que acá va una. Nada mejor para refrescar la memoria de qué íbamos entonces, que lo disfruten colegas.

Costus

(nov 6, 1981)

Son la pegamoidad pegando sustos y carteles. Hacen un expresionismo lírico germanoyanqui pasado por la máquina de feria de pintar abstracto. Son los De Kooning de la movida nenuco que se entiesan el pelo con fijador de luna en noches de luna llena. Continue reading

Billie Holiday, “un fruto extraño”

Cuando la grabó en 1939 tenía 23 años y la sesión duró cuatro horas. “La primera vez que la canté pensé que era un error “, dijo sobre la noche de su estreno. Desde entonces hizo muchas versiones de “Strange Fruit” hasta su muerte, como si Billie hubiera ido ahondando en ella a lo largo de esos dolorosos veinte años. El crítico de jazz Ralph J. Gleason* lo vio como una metáfora, iba agregándole dolor mientras se deshacía ella misma: “Holiday realmente era feliz sólo cuando la cantaba” escribió. “El resto del tiempo era una especie de letra viva de la canción, un “Fruto extraño”, colgando, no de un álamo sino de las extremidades de su propia vida.”

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* “Strange Fruit: Billie Holiday, Café Society, and an Early Cry for Civil Rights”, (C) 2000 David Margolick

Rashomon, de Akira Kurosawa

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Rashomon (trailer), la obra más conocida de Akutagawa gracias a la adaptación que de ella hizo Akira Kurosawa, en su versión cinematográfica esta basada en dos diferentes relatos: Rashomon (pdf. descarga externa), -La puerta de Rasho, una de las dos puertas de Kioto-, que tiñe la atmósfera, y En el bosque (pdf. descarga externa), el relato principal en el que se confrontan las versiones -contradictorias entre sí- de los protagonistas en torno a un mismo hecho criminal: una mujer (Machiko Kyo) ha sido violada por un bandido (Toshiro Mifune) y el cadáver de su marido es encontrado en el bosque.

Río de dos corazones, Ernest Hemingway

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I

El tren se de vista detrás de una de las colinas formadas por pilas de madera quemada. Nick se sentó sobre la mochila con la lona y la ropa de cama que le había arrojado por la puerta del vagón de equipajes el encargado. No había pueblo, no había nada, excepto los rieles y el campo arrasado por el fuego. No había quedado ni rastro de las trece cantinas que antes se levantaban a ambos lados de la única calle de Seney. Se veían los cimientos de la Mansión. La piedra estaba arruinada por el fuego. Eso era todo lo que quedaba de Seney. Hasta la superficie del suelo había sido devastada. Continue reading

Último beso, F. Scott Fitzgerald

I

Era una sensación agradabilísima estar en la cima. Tenía la certeza de que todo era perfecto, de que las luces brillaban sobre bellas damas y hombres valientes, de que los pianos nunca desafinaban y de que los labios jóvenes cantaban para corazones felices. Todos aquellos rostros hermosos, por ejemplo, debían ser absolutamente felices.

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Wild at Heart (tres escenas)

Un par de frases:

Sailor- Hey, my snakeskin jacket…  Thanks, baby! Did I ever tell ya that this here jacket represents a symbol of my individuality, and my belief in personal freedom?

Lula- “About fifty thousand times.

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Toda una escena de Lynch. Es de noche y cruzan el desierto con Wicked Game, el tema de Chris Isaak. Sailor le confesó a Lula que fue el chofer del sórdido Santos, el ex amante de su madre a quien su padre visitó la noche en que supuestamente se suicidó. Apesadumbrada, Lula ve a su madre como Bruja Mala persiguiéndolos en su escoba.

Aparecen prendas tiradas en el asfalto. Continue reading